El Instituto México de Toluca reafirma su compromiso con el legado de San Marcelino Champagnat a través de una de sus tradiciones más significativas, utilizando el Rosario Viviente como un poderoso acto de unidad y devoción a la Buena Madre.
Celebración del Rosario Viviente IMT
El Instituto México de Toluca (IMT) celebró con profunda solemnidad y recogimiento su tradicional Rosario Viviente el pasado 27 de octubre. Este evento, que se inscribe como un eje central en el calendario litúrgico de nuestra institución y Pastoral, convocó a alumnos, docentes y miembros de la comunidad en un acto de fe compartido que trasciende nuestros espíritus.
El Rosario Viviente IMT es una práctica de oración comunitaria donde los participantes, organizados de manera física, representan cada una de las cuentas y misterios del Rosario. Al convertirse en un «eslabón humano», cada miembro asume un rol activo en la meditación de la vida de Jesús, haciendo de la oración una experiencia visible, tangible y profundamente participativa.
La Devoción a la Buena Madre, Pilar de la Misión
La realización de este acto es una manifestación palpable de nuestra fidelidad al carisma de San Marcelino Champagnat, quien siempre confió su obra a la protección y guía de la Buena Madre. Para Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas, la devoción mariana era un pilar sobre el cual edificar la formación de los jóvenes.
En el contexto actual, el Rosario Viviente enfatiza el valor de la oración comunitaria como medio indispensable para vivir la fraternidad marista. Al unirse en un propósito espiritual común, se disuelven las divisiones y se fortalece el sentido de pertenencia. La fe, en el espíritu marista, se vive y se comparte en comunidad, actuando como un eslabón que une a los estudiantes, docentes y familias bajo un mismo estandarte de valores y esperanza.
Una Experiencia Multisensorial y de Introspección
El ambiente que envuelve el Rosario Viviente es cuidadosamente diseñado para la introspección y la conexión con Dios. La atmósfera se distingue por el silencio respetuoso, la solemnidad y la participación de nuestra comunidad, facilitando que los participantes pongan en pausa el ritmo acelerado de la vida académica para nutrir su vida interior de fe y esperanza.
En este acto, cada participante, al tomar su lugar como un eslabón humano, no solo representa un misterio, sino que se compromete personalmente con la virtud asociada a este. Esta representación física fortalece el sentido de pertenencia y hace de la oración un ejercicio de responsabilidad. La experiencia multisensorial, a través de la vista, la escucha y el movimiento, consolida el aprendizaje de la fe, demostrando que la espiritualidad es una dimensión activa y vital en la vida de nuestros estudiantes.
Unidad y Desarrollo Integral
La culminación del Rosario Viviente deja un impacto duradero en la unidad de la comunidad del IMT. Es un recordatorio de que, más allá de la excelencia académica, el Instituto México de Toluca está comprometido con el desarrollo integral de sus alumnos, educándolos de manera importante en la dimensión espiritual y moral.
El acto de fe compartido involucra a Secundaría, Preparatoria, Grupo Hiraki y a nuestra comunidad, creando un legado de amor y devoción que se transmite de generación en generación. Este tipo de prácticas, tal como lo enseñó nuestro fundador San Marcelino Champagnat, son vitales para cumplir con la misión educativa del Instituto México de Toluca.
Como lo expresó San Pio X: “El Rosario es de todas las oraciones la más bella, la más rica en gracias y que más complace a la Santísima Virgen.» En aras de este espíritu, el IMT continúa sembrando en sus jóvenes estudiantes la semilla de fe para convertirse en ciudadanos virtuosos y comprometidos con su formación.
